En opinión de Verónica Malo, la respuesta oficial a las desapariciones es indolente y carroñera. Favorece a los grupos delictivos, mientras el pueblo desaparece.

Teuchitlán manifestación en el Zócalo en vivo

Manifestación en el Zócalo por caso Teuchitlán (AFP)

“El hombre (o la mujer) que puede emplearse mejor y no lo hace es un(a) indolente.”THOMAS FULLER

“Prender fuego a la casa no sirve

El amor cambia, nunca se extingue

Cualquier día la lluvia nos vuelve a sentir

Sentir con la miel en los labios.”AITANA

No es lo mismo hartazgo social a campaña carroñera e hipócrita. Como no es lo mismo desaparición a secuestro. ¡En que cabeza cabe, por favor!

Tampoco es lo mismo dolor, reclamo e indignación por los campos de exterminio a ofrecer ‘abrazos, no balazos’. O el tratar de encontrar a los asesinos de tantísimos jóvenes a irse contra quienes señalan a López Obrador como ‘narcoexpresidente’.

No, ni Teuchitlán es campaña ni el desencanto es impulsado por la ‘oposición’. ¡Ni que esta fuera AMLO usando Ayotzinapa para sus propósitos político-electorales! Es zozobra legítima, dolor intenso y una orfandad terrible al saber que el gobierno prefiere ensañarse contra quienes señalan tanta barbarie del narco —y también de no pocas autoridades—, que cazar a verdaderos criminales.

Es pasmo el constatar que lo que dice y hace la presidentA y el presidente del Senado sirve de campaña, sí, pero para los cárteles del narco. ¡Escuchar al CJNG dándole la razón a Sheinbaum y a Gerardo Fernández, al poner en duda el testimonio de los colectivos de las madres buscadoras de este país! Máxime cuando dicen que los jóvenes, cuyas pertenencias y huesos se hallaron, fueron “secuestrados”.

No, momentito. El reclamo y la indignación por los campos de exterminio no generan ni son ninguna campaña de la oposición. Es una llamada de atención, un genuino reclamo, exigencia; “¡ya párenle con sus otros datos!”.

No me cansaré de decirlo: aquí no se trata de campañas ni de exageraciones de ningún tipo; hay en México una brutal degradación social cuando las “escuelas” se han convertido en lugares para entrenar sicarios y para incinerar restos de personas.

Aquí lo que hay es la exigencia de que autoridades trabajen de la mano de los colectivos sociales; ¡que los gobiernos, en sus distintos niveles, apoyen a las víctimas!Pero no. Ahora resulta que estas últimas están siendo señaladas por las bandas del narcotráfico y ¡con ayuda de la autoridad! ¡Menuda campaña que ha montado el segundo piso de la 4t en contra las víctimas! Para mayor hipocresía, ¡una campaña desde el oficialismo que es exactamente lo contrario a la desplegada contra el gobierno-Estado por lo de Ayotzinapa en 2014! Pero además ahora la campaña de Claudia Sheinbaum ¡es pagada con nuestros impuestos!

Las víctimas no son López Obrador ni el Estado; las víctimas fueron localizadas en esos cementerios de espanto. Huesos y objetos que pertenecieron a demasiados desaparecidos; a secuestrados que fueron asesinados.

Pero más allá del discurso oficial, más allá de esbozar una realidad alterna donde los asesinatos se vuelven secuestros nuevamente, en la que los crematorios no existen, ¿con qué maroma le dará la vuelta la 4t al hecho de que ha habido sobrevivientes que constatan que en diversos lugares, incluyendo Teuchitlán, se cremaba a la gente? Testigos de que ahí se adiestraba, ¡pero que también se eliminaban e incineraban a miles!

El tratar de ocultar esta barbarie y decir que cuando la sociedad habla se trata de una campaña carroñera e hipócrita es sacar de contexto todo lo que está sucediendo. La descomposición social es tan impactante ¡que la estrategia de la propia autoridad no es buscar a los asesinos, disminuir estos horrores o revertir el daño! No. ¡Se concentra (tres días de conferencias de prensa en Palacio Nacional lo constatan) en señalar a quienes opinan en X!

Es una pena que la virtud de contar con una presidenta científica (con A) que entiende de números derive en manipularlos. De verdad, ¿de qué nos sirve tener a una científica en la Presidencia si es para eso?

Manipular las cifras para que cuadren con una perversa “estrategia”; manipular las cifras para atacar a los críticos y sustentar las acciones erradas de gobierno.

Pareciera que en ese rumbo marcha la propuesta gubernamental que devendrá en ley esta semana.

Aquí se las desgloso:

1) Un engaño atroz que busca equiparar desapariciones con secuestro. Basta analizar los datos para saber que las desapariciones se equiparan más a homicidios que a secuestros. ¿Se busca reducir artificialmente las muertes? Homologar estos delitos es un error, pues implica perder las características específicas de ambos delitos, con consecuencias legales y sociales graves en el mediano y largo plazo. Mientras la desaparición incluye violaciones graves de derechos humanos, el secuestro esta ligado más al ámbito de lucro y chantaje. Mientras en el secuestro en algún momento los delincuentes se ponen en contacto con la familia de la víctima para solicitar dinero, en las desapariciones no se vuelve a saber de las personas. Nada.

La desaparición conlleva un agravante de violación sistemática (más años en prisión), contra el secuestro que busca la obtención del recurso económico y regresar al secuestrado a su hogar. Confundir estos delitos podría afectar la precisión de las investigaciones y la administración de justicia, además de invisibilizar ciertos patrones de violencia.

No se puede establecer de manera automática que las desapariciones sean homicidios dolosos. Pero es lo más cercano, mucho más cercano que tipificarles como secuestros.

2) Reactivar la plataforma “México” que López Obrador eliminó. La misma que él instruyó reducir de manera artificial, así la lista de los desaparecidos disminuyó drásticamente en el papel. Desafortunadamente en la vida, esa lista de desaparecidos solo se incrementó.

3) Convertir al Registro Nacional de Población e Identidad (RENAPO) como la única fuente para generar fichas de búsqueda es crear un cuello de botella. No solo eso, de manera artificial el número de desaparecidos disminuye y con ello, retrasa su búsqueda. Por cierto, la Comisión de Búsqueda es la misma que López Obrador instruyó desaparecer.

4) ¿Cuántas veces hay que decir que el problema no está en la ley o en la falta de reformas? Se halla en la aplicación de la norma; aplicación que no se da empezando por las propias autoridades obradoristas (hoy claudistas).

5) ¿Convocar a los gobernadores y gobernadoras del País para encausar la estrategia? Sería más rico, interesante e informativo que se convocara y se atendiera la información de los padres y madres de los desaparecidos, mismos a los que este gobierno (tampoco el anterior) ha querido recibir.

6) Culpar a administraciones pasadas y a gobiernos locales. Estrategia, esa sí, hipócrita y carroñera.

‘El gobierno del pueblo’ está resultando demasiado lejano del sufrimiento de la gente. El campo de exterminio de Jalisco, pero también muchos otros que hay en el país, rebozan de testimonios que gritan dolor. Por eso el gobierno, el federal en este caso, no logrará nada orquestando una campaña en contra de medios y de deudos.

Las medidas contundentes y decisivas que se deben tomar son ir en contra de los criminales. En contra de quienes matan y asesinan impunemente y de quienes los cobijan.

Increíble el despliegue realizado por el régimen para señalar a grupos de buscadores y no ir en contra de quienes han asesinado a… ¡militares!

La respuesta de la 4t a las desapariciones es indolente y carroñera. Favorece a los grupos delictivos, mientras el pueblo desaparece. Y a la presidenta Sheinbaum eso le parece adecuado y normal.

Giro de la Perinola

Que quede registro: Sheinbaum defendió a Fernández Noroña luego de que éste sugirió que los zapatos y la ropa encontrada en Teuchitlán “no necesariamente pertenecieron a personas desaparecidas”, además de acusar golpeteo político.

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